Por más flores que nacieran
en las estrellas y pradera,
en la luna y en los remansos del sol,
es seguro que ninguna
entraría en mi corazón,
por que él se fue contigo
y en mi pecho se quedó
el despojo de un mendigo,
sin nada en su interior,
ya que la parte que queda
es sólo la que sobró
de la que tú, no quisiste
de mi alado corazón.
Y si algún día una flor
en esa tierra creciera,
seria la imitación
del interior de tu esfera,
la que ocupó el resplandor
de lo que yo te quisiera.
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