LA BRISA DE LA TARDE
La brisa suave de la tarde
que mueve amorosa la arboleda
llenándolo todo con su aroma
de jarales y guindos de la vega.
Es el olor de la tierra que yo quiero
la de encinas de troncos retorcidos
y su campo florido en primavera
con las rojas amapolas en el trigo.
Es mi niñez la que vuelve en el recuerdo
escuchando a la alondra mañanera
que canta cuando nace el nuevo día
entre los surcos de la sementera.
Las cigüeñas volando a ras de tierra
mientras balan los corderos en el prado
y el águila surcando el cielo azul
junto al pastor que cuida su rebaño.
Hay una coguta terronera
que presume de su linda cresta,
mientras la abubilla mira y mira
la lombriz que se arrastra por la tierra.
¡Un manjar! sin duda está pensando
la abubilla mirando a la lombriz
que intenta arrastrarse como puede
para escapar de tan siniestro fin.
Yo me pierdo soñando en las praderas
de ese campo extremeño en que nací
que por cosas que pasan en la vida
la tuve que dejar para vivir.
Ahora que en mi pelo solo hay canas
y lejos de mi tierra vivo yo
sigo soñando con su lindo campo
que siempre estará en mi corazón.
1 comentario:
Precioso poema.
El paisaje, con esas amapolas..., que me encantan
Besicos
Publicar un comentario