LA
TARDE
El viento azotaba fuerte los
cristales
queriendo meterse por el ventanal,
la tarde era triste igual que mi alma
que sola se queda con su soledad.
El cielo pajizo invita al recuerdo
de amores perdidos que no volverán,
así la tristeza se adueña de todo
y solo la mente se atreve a soñar.
Ese viento helado que cala los huesos
queriendo meterse por el ventanal
me dice que pronto llegará el invierno
y que mi tristeza no se marchará.
Me encuentro tan sola, triste y humillada
porque las palabras a veces son balas
de esas personas que saben usarlas
para hacerles daño a los que más aman.
A mí me han herido ¡tan profundamente!
que tengo en el aire la raíz del alma
y no sé que puedo o qué debo hacer
para devolverle de nuevo su calma.
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