jueves, 22 de enero de 2009
DE TOROS Y TOREROS
CITACIÓN FATAL
Se citaron los dos para en la plaza
tal día, y tal hora, y en tal suerte:
una vida de muerte
y una muerte de raza.
Dentro del ruedo, un sol que daba pena,
se hacia mas redondo y amarillo
en la inquietuz inmóvil de la arena
con Dios alrededor, perfecto anillo.
Fuera, arriba, en el palco y en la grada,
deseos con mantillas.
(Había hecho antes,
a lo sutil,lo primoroso y fino,
el clarín sus galleos mas brillantes,
verdadera y fatal mente divino).
Vino la muerte del chiquero: vino
de la valla,de Dios, hasta tu encuentro
la vida entre la luz, su indumentaria;
y las dos se posaron en el centro,
ante la una mortal, la otra estatutaria.
Comenzó el juego, expuesto
por una y otra parte..
La vida se libra, ¡conque gesto!,
de morir, ¡con qué arte!
Pero una vez-había de ser una-,
es copada la vida por la muerte,
y se desafortunada
la burla, y en tragedia se convierte.
Morir es una suerte
como vivir:¡de qué!, ¡de que manera!
su pistes ejecutarla y el berrendo,
Tu muerte fue vivida a la torera,
lo mismo que tu vida fue muriendo.
No: a ti no te distrajo,
el tendido vicioso e iracundo,
el difícil trabajo
de ir a Dios por la muerte y por el mundo.
Tu atención sólo han sido toro y ruedo,
tu vocación el cuerno fulminante.
Con el valor, sublime de tu miedo,
el valor más gigante,
la esperaba de mármol elegante.
Te dedicas tes al hueso más avieso,
que te ha dejado a ti en el puro hueso,
y eres el colmo ya de la finura.
¿Mas que importa? que acabes...¿No acabamos?
todos, aquí, criatura,
allí en el sitio donde Todo empieza.
Total, total, ¡total!:di:¿no tocamos?
a la muerte, a infierno a gloria por cabeza.
Quisiera yo, Mejias,
a quien el hueso y el cuerno
ha hecho estatua,callado, paz, eterno,
esperar y mirar, cual tu solías,
a la muerte:¡de cara!,
con un valor que era temor interno
de que no te matara.
Quisiera el desgobierno
de la carne,vidrieras delicada,
la manifestación del hueso fuerte.
Estoy queriendo,y temo la cornada
de tu momento, muerte.
Espero,a pie parado,
el ser, cuando Dios quiera, despenado,
con la vida de miedo medio muerta.
Que en ese cuando amigo,
alguien diga por mí lo que yo digo
por ti con voz serena que aparento:
San Pedro, ¡abre! la puerta:
abre los brazos, Dios,y ¡da le! asiento.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
¡Gracias por la información!: Espero encontrar todo lo que me dices,es un placer ver que gente como tu visita este humilde blog.
Espero seguir contando con tu "visita", así aprenderé,(de eso es lo que se trata).
Es un poéma precioso y me ha entusiasmo su lectúra amiga Esperanza.
Un abrazo.
Publicar un comentario