miércoles, 11 de febrero de 2009

EL CAMINANTE


El sol a Occidente su luz ocultaba,
de nubes el cielo cubierto se vía;
furioso en los pinos el viento bramaba,
rugiendo agitado Pisuerga corría.
Soberbia Simanca sus muros ostenta,
burlando la saña del fiero huracán.
Mas ¡ay del cautivo, que mísero cuenta
las horas de vida por siglos de afán!
Por medio del monte veloz cual la brisa
cual sombra medrosa, cual pálida luz,
un bulto que apenas la vista divisa,
camina encubierto con negro capuz.
Mudado el semblante,la vista azorada,
sollozos amargos lanzando sin fin,
la madre invocando de Dios adorada,
de hinojos se postra del río al confín.
Del ave nocturna la voz agorera
de encima el castillo se deja escuchar:
relámpagos rojos, con luz pasajera,
las densas tinieblas haciendo cesar.
<<¡Dichoso mil veces el mísero exclama!
¡Dichoso, murallas, que al fin os miré!>>
Y al punto,inflamado de súbita llama,
el rezo dejando se pone de pie.

No hay comentarios: